Descubren al Nieto 138: La emotiva historia del hijo de Marta y Juan Carlos que recuperó su identidad.

Publicado: 28 / 12 /2024

En una emotiva jornada que reverbera en la memoria y en el corazón del pueblo argentino, se ha anunciado la restitución de identidad del nieto 138, un acto de justicia y verdad que reabre heridas pero también ilumina esperanzas. Este joven, nacido en cautiverio, es hijo de Marta Enriqueta Pourtalé y Juan Carlos Villamayor, militantes de la organización Montoneros, secuestrados el 10 de diciembre de 1976 en Buenos Aires, para luego ser vistos por última vez en el infame centro clandestino de detención conocido como la ESMA. Su madre, Marta, azuleña de 30 años, y su padre, porteño de 21, gestaron su amor y resistencia en tiempos oscuros, ambos imbuídos de una profunda vocación de lucha.

Martín, como decidieron llamarlo en recuerdo de su madre, es nieto de Rosa Pourtalé, quien incansablemente mantuvo viva la llama de la búsqueda. Marta Pourtalé, sin embargo, también tenía otro hijo, Diego Antonio, nacido en 1972, fruto de una relación anterior, pero a quien Juan Carlos entregó su apellido y cariño. Este lazo de fraternidad fue quizás el motor que impulsó a Diego, hoy de 51 años, a no desistir nunca en su búsqueda del hermano que la dictadura le arrebató aún antes de nacer.

El feroz viento de esperanza que conlleva esta noticia tiene en sus alas el tenaz esfuerzo de Abuelas de Plaza de Mayo. Desde 1999, bajo el abrigo de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, se inició una minuciosa investigación del grupo familiar Villamayor-Pourtalé, incorporando sus muestras biológicas al Banco Nacional de Datos Genéticos.

Sin embargo, la travesía no ha sido sencilla. La madre de Juan Carlos, Carmen Antonia Morinigo, desde los primeros días de ausencia, presentó habeas corpus, y llegado el momento en que la CIDH visitó Argentina en 1979, tuvo la valentía de denunciar las desapariciones, consciente de que su nuera estaba embarazada. Finalmente, este jueves, el juez Daniel Rafecas comunicó al nieto 138 los resultados que confirmarían su filiación, cerrando un ciclo de búsqueda con el resplandor de una nueva identidad.

Ecos del pasado resuenan en esta historia; recuerda una época de horror donde el asomo a la verdad era tapa de libros silenciados y vidas mutiladas sin piedad. Pero también revive la tenacidad de un pueblo; el tío de Marta, Pedro Pourtalé, al recibir el llamado de Villa Ballester en 1976, encontró a un Diego de apenas cuatro años en una comisaría, signado por el adiós incierto de sus padres. Ese niño, junto a su abuela, fue creciendo con la clara enseñanza de que memoria, verdad y justicia son innegociables; una lección que se verá reflejada en esa familia que Diego imaginó en un dibujo, la cual hoy completa al abrazar al nuevo integrante.

Este es un capítulo que habla de identidad y derechos humanos en nuestra historia. Y como periodistas, como pueblo y como hijos de esta tierra que nunca dejó de alzar su voz, entendemos que cada nieto recuperado significa una victoria colectiva pero, sobre todo, un paso más hacia la reconciliación y el amor genuino que sanan heridas todavía abiertas.



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